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Un breve repaso de los servicios ecosistémicos.

Durante los últimos 50 años, la creciente demanda de recursos y la intensificación de la actividad humana ha provocado que los ecosistemas se degraden a un ritmo preocupante, no sólo por la modificación del paisaje, sino por el riesgo de que muchos de estos cambios sean irreversibles. Nunca antes en la historia se había producido una intervención de tal calibre en los sistemas naturales y, como todos sabemos, es común escuchar voces en el ámbito científico y no tan científico debatir sobre la protección de los ecosistemas. En este artículo nos gustaría darle respuesta a las siguientes preguntas:


a) ¿Por qué deberíamos conservar los ecosistemas?

b) ¿Cuál es el valor de estos ecosistemas?

c) ¿Qué nos aportan?


¿Qué son los servicios ecosistémicos?

En un principio, la definición es bastante simple: Los servicios ecosistémicos son los beneficios que las personas obtienen de los ecosistemas. Sencillo, ¿verdad? A todos se nos vienen a la cabeza montones de ejemplos de cómo nos beneficiamos del medio ambiente, aunque hay que decir que no todos estos beneficios son siempre tan evidentes. Por si alguien se quedó con las ganas de una definición un poco más técnica, aquí la tiene:


"Los servicios ecosistémicos son los beneficios proporcionados a los humanos a través de las transformaciones de recursos (o bienes ambientales, incluyendo tierra, agua, vegetación y atmósfera) en un flujo de bienes y servicios esenciales, por ejemplo, aire limpio, agua y comida" (Constanza et al. 1997).


A simple vista, puede que el término “servicio ecosistémico” pueda ser entendido como algo “utilitario” o incluso “antropocéntrico”, sin embargo, es necesario explicar cuáles son estos beneficios que supuestamente los ecosistemas aportan al ser humano. Debemos analizarlos no sólo desde un punto de vista económico, sino desde varias perspectivas, por ello, los servicios ecosistémicos se pueden agrupar en 4 categorías distintas:


· Servicios de abastecimiento

· Servicios de regulación

· Servicios de soporte

· Servicios culturales


El concepto de "servicio ecosistémico" fue popularizado en la "Evaluación de los Ecosistemas del Milenio", un gran análisis del estado del medio ambiente a nivel mundial publicado en el año 2005. Después de 15 años, en pleno 2020, los servicios ecosistémicos se tienen cada vez más en cuenta a la hora de evaluar el impacto del ser humano en el ambiente. Ya que hemos mencionado que existen 4 categorías, a continuación explicaremos brevemente en qué consiste cada una:


1. Servicios de abastecimiento

Comencemos por lo más simple. En primer lugar, los servicios de abastecimiento (o aprovisionamiento) se refieren a todos los recursos extraídos directamente de la naturaleza para el consumo humano. En esta categoría se incluiría la producción agrícola, el agua potable, recursos genéticos, madera, resina, fibras, algodón y una gran variedad de materias primas que pueden ser obtenidas directa o indirectamente de los ecosistemas. Desde las sociedades cazadoras-recolectoras más primitivas a las sociedades agrarias e industriales, el ser humano ha interactuado con el medio para obtener recursos, provocando un impacto de mayor o menor magnitud.

Quizás estos sean los servicios más fáciles de comprender, ya que es posible asignarles un valor económico de una manera relativamente sencilla. La conservación de los servicios de abastecimiento se fundamentaría en argumentos económicos, lo que discutiremos más adelante.


2. Servicios de regulación

En segundo lugar, los servicios de regulación incluyen todos los procesos que se producen dentro de los ecosistemas y que mantienen un ambiente biofísico adecuado para la presencia humana. Los ecosistemas pueden actuar como reguladores de la calidad de aguas, la polinización, la calidad atmosférica, el control de enfermedades y plagas, la prevención de la erosión, el secuestro de carbono, y muchos otros procesos que, de manera directa o indirecta, terminan beneficiando al ser humano.

La presencia de una cubierta vegetal previene los procesos erosivos, reduciendo así las pérdidas de suelo. La erosión se reduce gracias a que las raíces estabilizan zonas en ladera y, además, la misma vegetación mitiga los impactos de la lluvia y la escorrentía, es decir, corrientes de agua en superficie. Esto es de vital importancia en zonas propensas a la desertificación, especialmente en regiones en vías de desarrollo como el Sahel. De hecho, España es también un ejemplo de un país vulnerable a la desertificación y a las pérdidas de suelo, por lo que este tema también debe ser considerado y es un buen ejemplo para hablar de este servicio ecosistémico.


Con respecto a la regulación del clima, la vegetación, por ejemplo, cumple una función en cuanto a la absorción y almacenamiento de carbono atmosférico. El suelo se podría considerar como un importante sumidero de carbono, el cual se almacena en la materia orgánica de los organismos en descomposición. Esta misma materia orgánica constituye gran parte del sustrato empleado por microorganismos para realizar su metabolismo.


3. Servicios de soporte

Los servicios ecosistémicos de soporte, también llamados "de apoyo", son aquellos que sostienen el resto de servicios, es decir, que sientan las bases para que los ecosistemas puedan proveer los otros 3 tipos de servicios. Quizás sea fácil confundirlos con los servicios de regulación, y es posible que se solapen en algunos aspectos. En este caso, los servicios de soporte incluirían:


a) La capacidad del medio para actuar como hábitat.

b) La diversidad biológica.

c) La formación del suelo.

d) Los ciclos de nutrientes.


Comencemos hablando del medio como un hábitat. En primer lugar, podríamos definir un hábitat como el lugar físico donde reside un organismo o un grupo de organismos, deduciendo que dicho lugar reúne las condiciones ambientales necesarias para el desarrollo y la supervivencia de estos organismos. Sabiendo que múltiples especies dependen de la calidad del hábitat para su supervivencia, una modificación sobre el hábitat podría suponer un cambio severo en la presencia de especies, su abundancia o su comportamiento.

Algunos ecosistemas en concreto tienden a albergar un mayor número de especies, como ocurre con los arrecifes de coral o los bosques tropicales. En estos casos, el servicio de soporte tendrá una mayor relevancia, ya que da sustento a un mayor número de especies y, al mismo tiempo, los efectos de la degradación pueden ser más negativos.


Otro buen ejemplo de servicios de soporte son los ciclos nutrientes (o ciclos biogeoquímicos), es decir, la circulación de elementos y compuestos químicos a través de la atmósfera, hidrosfera, litosfera y biosfera. Ejemplos de ciclos biogeoquímicos incluyen los ciclos del carbono, el nitrógeno, el fósforo o el oxígeno.


Hablemos del ciclo del nitrógeno. Las leguminosas forman asociaciones simbióticas con bacterias (género Rhizobium) capaces de incorporar el nitrógeno atmosférico. El ser humano ha conseguido desarrollar un proceso similar de manera industrial (el famoso proceso Haber-Bosch). Sin embargo, a pesar de su gran utilidad y necesidad, el proceso Haber-Bosch es relativamente ineficiente, en comparación con la fijación natural de nitrógeno por parte de las bacterias del género Rhizobium.

Existen muchas otras bacterias en la naturaleza capaces de fijar este elemento (Azospirilum, Frankia, Azotobacter, etc.), jugando un papel esencial en el ciclo del nitrógeno. ¿Y por qué es importante este proceso? ¿Por qué lo consideramos un servicio ecosistémico? Básicamente, porque este proceso permite que el nitrógeno atmosférico pueda ser transformado a formas químicas asimilables por las plantas, permitiendo así su desarrollo y crecimiento.


4. Servicios culturales

Los servicios culturales son probablemente los más complicados de cuantificar, ya que se consideran "intangibles". Dentro de esta categoría se incluye la apreciación estética de la naturaleza, el valor artístico, el valor científico, el ocio o la vinculación cultural y espiritual con distintos pueblos.


Es posible que la afirmación de que el medio ambiente nos aporta "servicios culturales" pueda sonar un tanto ambigua, sin embargo, pongámonos un momento a pensar sobre lo que la gente valora del medio ambiente: ¿Por qué al público le encanta visitar parques nacionales? ¿Por qué las familias quieren irse de excursión un domingo? ¿Por qué un senderista quiere pasar un fin de semana en el monte madrugando y pasando frío? Si nos fijamos bien, la belleza de la naturaleza y las opciones de ocio es lo que atrae a una gran parte de la población a interesarse por el medio ambiente y querer conservar los ecosistemas. A pesar de parecer más ambiguos, los servicios culturales son inmensamente importantes y están muy valorados por el público general, por tanto, debemos tenerlos siempre en cuenta.

Claramente sabemos que son importantes, pero, ¿qué problema supone hablar de los servicios culturales? Pues principalmente la dificultad a la hora de cuantificarlos, es decir, cuando tenemos que asignarles un valor. ¿Cómo podemos asignarle un número a la belleza que transmite un paisaje? ¿Es posible calcular cuántos euros vale la satisfacción que obtiene una familia al pasear por un parque natural? Aunque puede que sorprenda a algunos, la verdad es que sí que existen varias metodologías para asignarle un valor cuantitativo a estos servicios. Aquí es donde científicos y técnicos deben trabajar codo con codo junto a las poblaciones locales, administraciones públicas y diversos grupos de interés, lo que no siempre resulta sencillo, evidentemente.

Se dice que los servicios ecosistémicos culturales son "intrínsecos", es decir, se refieren a un valor que tiene el ecosistema por el simple hecho de existir, su propia existencia le otorga ese valor, y por ello debería ser protegido. Sería deshonesto pretender que no hay una gran diversidad de opiniones con respecto al "valor intrínseco" de los ecosistemas, sin embargo, éste es un debate interesante y con gran importancia a la hora de ejecutar proyectos y realizar actividades económicas, especialmente las que tienen un mayor impacto sobre el patrimonio natural.


Algunas conclusiones

Como ya hemos mencionado, los servicios ecosistémicos han ido cobrando una mayor importancia a lo largo de los últimos años, no sólo en el ámbito estrictamente científico, sino también en la esfera pública, la política y numerosas actividades económicas. Es evidente que los servicios ecosistémicos jugarán un papel central en sectores como la agricultura, la ganadería, la pesca o el desarrollo rural, ya que son los sectores que, de manera general, interactúan con los ecosistemas más directamente, y dependen en gran medida de la biodiversidad.


¿Y por qué la comunidad científica y política ha empezado tan recientemente a hablar de servicios ecosistémicos? La respuesta está en el alcance que tiene la acción humana:


a) Alcance temporal: Muchos de los impactos tienen un efecto duradero, o incluso

irreversible.

b) Alcance espacial: Los impactos se producen a gran escala, o incluso a escala

planetaria.


Dijo el ecólogo y estadístico Garrett Hardin, ya en 1968: "Hace unos 150 años un hombre de las praderas podía matar un bisonte americano, cortar solamente la lengua para su cena y desechar el resto del animal. No estaba siendo, en ningún sentido, un dilapidador importante de un recurso. Hoy (...) nos sentiríamos consternados con tal comportamiento". Esta frase resume a la perfección el motivo de por qué es tan reciente el concepto de servicio ecosistémico: Simplemente, porque nunca lo habíamos necesitado hasta ahora.

Durante la mayor parte de la historia de la humanidad, el impacto del hombre sobre el medio ambiente se produjo generalmente a pequeña escala, sumándole además la baja densidad de población en comparación con la actualidad. Tras la revolución industrial y hasta el día de hoy, el impacto humano ha ido creciendo exponencialmente, por lo que es necesario hablar de cuáles son los beneficios que nos pueden aportar los ecosistemas, por qué deberíamos protegerlos y cómo conciliamos nuestras demandas y nuestras actividades económicas con esos ecosistemas.



Referencias:
Balvanera, P., Quijas, S., Karp, D. y Ash, N. 2016. Ecosystem Services. Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/311406617_Ecosystem_Services

Constanza et al. 1997. The value of the world's ecosystem services and natural capital. Nature 387: 253-260.

Hardin, G. 1968. The tragedy of the commons. Science 162: 1243-1248.

Millenium Ecosystem Assessment. 2005. Ecosystems and Human Well-being Synthesis. Island Press, Washington, DC. Disponible en: http://www.millenniumassessment.org/documents/document.356.aspx.pdf





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