top of page

Tapices flotantes

Actualizado: 6 sept 2022


No es raro escuchar noticias sobre los estragos que pueden provocar las especies exóticas invasoras, especialmente si vives en alguna región o ciudad afectada. Algunos ejemplos clásicos en España son el mejillón cebra, el cangrejo señal o el caracol manzana, pero vamos a centrarnos en un grupo en concreto: las plantas acuáticas.


En primer lugar, para definir términos, se considera que una especie es invasora cuando ha sido introducida por causas humanas en una región distinta de su área de distribución natural y, además, ha conseguido adaptarse a las condiciones locales, expandiéndose de manera descontrolada. Cuando una especie exótica es capaz de establecerse y propagarse con éxito, las consecuencias sobre los ecosistemas locales pueden ser devastadoras, llegando a provocar incluso la extinción de especies nativas, así como otros impactos sociales, económicos y sanitarios.


Tapiz de Azolla cubriendo el río Tajo en el Parque Nacional de Monfragüe (España). Fotografía de Francisco Castañares.

En cuanto a las plantas acuáticas invasoras, se trata de un grupo que puede actuar de manera peculiar, concretamente cuando se trata de especies flotantes, que forman grandes tapices sobre la superficie de ríos lagos y embalses. Definitivamente, encontrarse de repente con miles y miles de metros cuadrados de un lago recubiertos de una masa verde es una imagen realmente impactante.


¿Quiénes son?


Para tener una idea de quiénes son estas invasoras, vamos a mencionar algunas de las más destacadas:

  • El camalote o jacinto de agua (Eichhornia crassipes)

  • Azolla o helecho de agua (Azolla spp.)

  • La lenteja de agua (Lemna minuta)

  • Salvinia gigante (Salvinia molesta)

  • El nenúfar mexicano (Nymphaea mexicana)

  • Ludwigia spp.

Fila superior: Camalote, Azolla y lenteja de agua. Fila inferior: Salvinia gigante, nenúfar mexicano y Ludwigia.

Existen algunas diferencias entre estas especies, por ejemplo, la mayoría son completamente flotantes (se pueden mover libremente en la superficie del agua), mientras que el nenúfar mexicano y Ludwigia sp. son "enraizadas", es decir, que aunque sus hojas flotan en la superficie, sus raíces siguen fijas al fondo. Sin embargo, todas tienen algo en común: forman grandes tapices sobre la superficie de cuerpos de agua, con todas las consecuencias que esto conlleva. Además, suelen ser especies de crecimiento rápido y vegetativo (asexual), por lo que pueden colonizar grandes extensiones del territorio en poco tiempo. No sólo eso, también pueden adaptarse a una gran variedad de ambientes y condiciones, lo que ya discutiremos más adelante. De momento, veamos por qué estas plantas tropicales son un problema tan grande.



¿Qué hacen?


Uno de los impactos más destacados consiste en que los tapices impiden el paso de la luz solar hacia la masa de agua. Evidentemente, esto tiene consecuencias directas sobre cualquier organismo que realice la fotosíntesis, de modo que se impide el desarrollo de algas y plantas acuáticas sumergidas. La consecuencia es clara, si se bloquea el crecimiento de este eslabón de la cadena alimentaria, el resto de organismos se verán también afectados, lo que significa que no sólo desaparecerán muchas plantas locales, sino también peces e invertebrados.



Éste no es el único impacto, ya que estas plantas se reproducen a un ritmo vertiginoso, generando grandes cantidades de materia orgánica que se deposita en el fondo de los ríos o embalses afectados y que será descompuesta por microorganismos. ¿Qué implica esto? Pues que se agotará el oxígeno del agua, ya que estos microorganismos necesitan oxígeno para llevar a cabo este proceso, y si no hay oxígeno en un río, no podrán sobrevivir muchas de las especies que lo habitan. Además de ello, los tapices dificultan el intercambio de gases entre la atmósfera y el agua, contribuyendo aún más al descenso en los niveles de oxígeno.


Hemos mencionado algunos efectos ambientales, pero la cosa no queda ahí, los tapices flotantes pueden provocar graves impactos económicos en zonas que dependen del turismo, la navegación, la irrigación o la pesca, así como problemas sanitarios, ya que pueden facilitar la proliferación de mosquitos y la transmisión de enfermedades.



¿Cómo llegan y por qué se quedan?


Jacinto de Agua

Son varios los mecanismos por los que las especies exóticas pueden ser transportadas a nuevos territorios, algunos de ellos son voluntarios, pero otros accidentales. En el caso de las plantas acuáticas, muchas de ellas fueron introducidas inicialmente por su valor ornamental, como decoración en estanques o acuarios. Basta con fijarse en las vistosas flores del camalote o el nenúfar mexicano.


Una vez que se han introducido estas plantas, cabe preguntarnos por qué se han adaptado tan bien a las condiciones de una región distinta, y cómo han logrado expandirse con tanta rapidez y éxito. En primer lugar, podemos deducir que las plantas se han encontrado con un ambiente similar al que estarían acostumbradas. Hay que tener en cuenta que suelen ser especies de zonas tropicales, con climas cálidos y húmedos, y que se desarrollan en lagos y ríos de aguas lentas con una gran cantidad de nutrientes. A nivel general, estos serían algunos de los factores que las favorecen: clima cálido, agua estancada y abundancia de nutrientes. Además de ello, se puede intuir que la actividad humana también ha contribuido en buena medida a mantener estas condiciones.

  • Factores químicos: En cuanto a factores químicos, la actividad y la presencia humana suponen un importante aporte de nutrientes a muchos cauces. Un claro ejemplo de ello es el uso excesivo de fertilizantes en agricultura, ya que muchos de ellos contienen fósforo y nitrógeno, dos de los nutrientes preferidos de estas plantas. Cuando se aplican estos elementos de manera continua y en grandes extensiones del territorio, es muy probable que acaben infiltrándose en aguas subterráneas o trasladándose a aguas superficiales. Por este motivo, los ríos, lagos o embalses situados en zonas con una agricultura especialmente intensificada tienden a tener concentraciones de nutrientes más elevadas.

  • Factores hidrológicos: En cuanto a factores hidrológicos, sabemos que estas especies son propias de aguas lentas, así que es fácil darse cuenta de que la construcción de presas es perfecta para imitar ese ambiente al que están acostumbradas. Por eso muchas veces se producen grandes invasiones en tramos de río embalsados.

  • Factores climáticos: En cuanto al clima, aunque a largo plazo, el cambio climático puede contribuir a la proliferación de estas plantas, en la medida en que se modifiquen los períodos de heladas y las temperaturas medias. Por eso, cuando se quiere predecir la futura distribución de estas especies, muchas veces se toman como referencia distintos escenarios climáticos futuros, con distintas temperaturas o regímenes de precipitaciones.


Con toda esta información ya nos podemos hacer una idea de por qué se han expandido rápido en algunas zonas, pero aún queda un factor más: los depredadores. La ausencia de depredadores naturales hace que se puedan reproducir a un ritmo mucho mayor del que lo harían en su área de distribución nativa. Pongamos como ejemplo el camalote, una planta que en Sudamérica sirve de alimento para el manatí amazónico, y que, en lugares como el lago Victoria o los embalses de España, tiene vía libre para expandirse sin su principal depredador.


¿Cómo se controlan?


Existen varios métodos para controlar la expansión de estas especies, y se pueden clasificar en mecánicos, químicos y biológicos. Los métodos mecánicos son los más frecuentes, y suelen consistir en la recogida de las plantas, ya sea a mano (con sacaderas o redes) o con maquinaria especializada. En los ríos se colocan barreras en la superficie del agua para evitar que los tapices puedan seguir expandiéndose, aunque es complicado controlar que no se escape alguna semilla o propágulo. Los métodos químicos consisten en aplicar algún producto que sea capaz de eliminar estas plantas, el problema es que los herbicidas pueden provocar impactos no deseados sobre otras especies, y pueden ser dañinos para el resto de los organismos del río. Finalmente, los métodos biológicos consisten en emplear algún organismo vivo para eliminar las plantas invasoras. Estos organismos pueden ser peces herbívoros o algunos invertebrados, aunque es un método bastante delicado, ya que introducir más especies exóticas en un ecosistema puede tener efectos no deseados.


Control mecánico de jacinto de agua con maquinaria especializada. Fuente: AFP.

Sin embargo, la mejor forma de controlar los tapices no son estas técnicas. Conocemos los requisitos de estas plantas, sabemos que les gusta el agua estancada, sabemos que les gustan el fósforo y el nitrógeno, a partir de ahí, podemos identificar las zonas con mayor probabilidad de sufrir estas invasiones. Podemos establecer sistemas de vigilancia y alerta temprana, podemos educar a la población para identificar estas plantas y, de este modo, podemos tomar medidas cuando aún es viable. No es lo mismo retirar una pequeña mancha que una gran mancha que cubre un embalse entero. Además de ello, podemos llevar a cabo un control más exhaustivo de la contaminación por nitraros y fosfatos. Como suele pasar en el mundo del medio ambiente, la mejor solución no es ninguno de estos métodos, sino la prevención.


 
 
 

Комментарии


Publicar: Blog2_Post
bottom of page